Por Luis M. Restituyo Capellán
Con el transcurrir de los días, ha llegado el momento de aceptar que la crisis en la que se encuentra inmersa Venezuela, y que tuvo su nuevo capítulo en las “elecciones” del 28 de Julio, se acerca a un punto de estancamiento y cuya salida se vislumbra complicada.
Empecemos por descartar la posibilidad de una intervención militar de los Estados Unidos que ponga fin al régimen de Nicolás Maduro, pues es poco probable que la administración Biden-Harris decida tomar este camino con menos de 3 meses de unas elecciones que probablemente sean una de las más complejas en la historia de los Estados Unidos.
La administración Biden-Harris no puede abrirse un 3er frente en su política exterior cuando se encuentra lidiando con la Invasión Rusa en Ucrania y una posible guerra regional en Medio Oriente entre Israel e Irán.
Esto solo podría ocurrir en el hipotético escenario en el que Rusia y/o China decidiesen intervenir de forma directa para sostener el régimen.
Esto sin mencionar que hace tiempo Estados Unidos si algo ha demostrado es no saber que quiere de Latinoamérica, o al menos no ha demostrado una evolución en cuanto al trato con esta. Con quienes ha tratado de tal forma en la cual solo ha servido a sus intereses, sin tomar demasiado en cuenta los intereses de los países latinoamericanos.
Quizás por eso hoy sufre de una pérdida de influencia en la región con respecto a su rival estratégico (China), que le está penalizando a la hora de constituirse en la figura clave en la resolución de esta crisis.
Si se quiere poner presión al régimen de Maduro, la oposición venezolana deberá hacer esfuerzos significativos para organizar a la diáspora venezolana dispersa en los diferentes países en los cuales ha tenido que exiliarse y que esta diáspora pueda convertirse en una herramienta poderosa, así como lo es la comunidad cubana en los Estados Unidos.
De igual forma, se hace clave para la oposición, lograr el apoyo de los mandos de nivel medio de las fuerzas armadas venezolanas. Pues es sobre la base del monopolio del uso de la fuerza que se ha podido sostener el régimen actual, y al parecer los altos mandos son tan cómplices de todas las acusaciones de narcotráfico que se le ha realizado al régimen, que definitivamente tienen demasiado que perder si el régimen cae.
Si algo está claro dentro de todo esto, es que la salida a esta crisis descansa principalmente en las manos del pueblo venezolano.
El autor es egresado de la carrera de Ciencias Políticas de la Universidad Interamericana de Puerto Rico y cursa estudios de Maestría en Relaciones Internacionales y Estudios Globales en la Universidad de Northeastern.
